Para muchos alcanzar el "sueño Americano", es el anhelo de toda su vida, con esa idea crecen y hacen miles de cosas para alcanzarlo, ese no era mi caso, esa no era mi expectativa no me trasnochaba ir a darle la mano Mickey Mouse o tomarme una foto con un mujer con disfraz de princesa, es mas hasta juzgaba duramente a todos aquellos que sin pensarlo dos veces empacaban maletas y salían de su país dejando todo de lado.
Hoy de confesar que daría todo, todo lo que tengo por que conseguir ese pinche papel que te autoriza a ingresar a un país en el que no te quieren, en el que no te necesitan y en el que te juzgan por el simple hecho de ser latino y después de estas palabras muchos se preguntaran, entonces para que quieres la mugrosa Visa???
Pues bien, hace casi dos años mi vida cambio drasticamente, la mañana del 3 de Abril de 2011, salimos rumbo al aeropuerto con el carro lleno de maletas y al interior de vehículo mi esposo con mi pequeña hija en brazos y yo, durante todo el camino estuvimos en silencio intercambiando miradas y sonrisas, queriendo gritar muchas cosas que nos inundaban el corazón y la cabeza, pero a la vez guardando silencio por que tal vez, solo tal vez en ese momento era lo mejor que podríamos hacer.
Eran al rededor de las 7 o tal vez las 8 de la mañana y mi corazón quería salirse de mi pecho, quería que el tiempo se detuviera por que sabia que no estaba preparada para lo que venia, pero sabia que era mejor mostrar una sonrisa, antes que una lagrima, nos sentamos en una de las salas de espera; mi hija estaba feliz viendo cuantos aviones despegaban y cuan grandes eran, ella jugaba, corría y sonreía inocente de todo.
Por fin llego la hora, mi esposo me tomo de la mano, se levanto, me miro a lo ojos y me dijo "ya nos toca", levanto a mi hija la sentó en sus hombros y nos acercamos a la puerta de inmigración allí bajo a la nena, la tomo en sus brazos, la beso en la frente, le prometió regresar pronto y le confeso su infinito amor por ella. Luego sus ojos llenos de incertidumbre, se cruzaron con los míos llenos de lagrimas, me abrazo tan fuerte como nunca, me dio un beso y me susurro al oído lo mucho que me ama, de su boca no salían mas palabras, pero su abrazo expresaba el inmenso sentimiento que embargaba su ser, así como mi llanto le hizo saber todo lo que significa en mi vida.
Tomo su maleta, me entrego a nuestra hija y comenzó a caminar no podía evitar voltear a mirar y tratar de sonreír para que hacernos sentir mejor, pero que va!!! NADA, NADA, lo logro, mi hija a su corta edad me preguntaba por que nosotras no íbamos con papá y yo en medio del dilema no sabia que decirle, solo sentía un inmenso nudo en la garganta por que sentía que perdía a mi esposo, paro también sabia que yo era la fortaleza de mi hija y por ella debía mantenerme en pie.
Pero esto no seria nada, 5 meses después en Septiembre del mismo año mi esposo llegaría nuevamente a Colombia, la felicidad me llenaba el corazón y todo el cuerpo, quería volar, sonreía por todo, cualquier cosa era un motivo de felicidad, anunciaron la llegada del vuelo yo aun no lograba ver a mi esposo pero no me importaba por que sabia que en cualquier momento el saldría por aquella puerta y así fue, el tiempo se detuvo en ese instante en que lo vi, mi corazón volvió a mi, nuevamente me sentí viva, llena de energía de ilusiones de ganas de vivir era lo máximo !!!!!!!! Y él como siempre dulce, amoroso, me abrazo y por supuesto a nuestra pequeña, fue un momento mágico y único.
Pero como dicen "lo bueno no dura" tan solo una semana después la escena se repetía pero ahora doble, nuevamente salíamos para el aeropuerto, con el carro lleno de maletas, nuevamente mi esposo, mi pequeña bebe, en esta ocasión nos acompañaría mi sobrino y por supuesto yo.
Nuevamente no encontramos viendo los aviones despegar, mi hija que no se despegaba de su papá, mi sobrino un tanto ansioso y de nuevo mi esposo y yo, cruzando miradas con las que no hacia falta pronunciar mas palabras.
Por segunda vez llego el momento, caminamos hacia la inolvidable puerta de inmigración y allí por primera vez en mi vida, sentí como el aire se iba de mi cuerpo, como me arrancaban el corazón y se lo llevaban, sentí tantas cosas al tiempo que me resulta casi indescriptible, allí parada tuve que sonreír a mi hija de 3 años, llenarla de besos, decirle cuanto la amo y dejarla ir con su papá, luego tuve que mirar de nuevo a mi esposo a los ojos y con el pecho quebrado, rogarle que cuidara al mayor tesoro que la vida nos ha dado, este hombre allí de pie, solo pudo pronunciar una frase "sin ti no puedo, por favor espéranos , me beso en la boca, me beso en la frente se dio media vuelta con la nena en hombros y se fueron.
Fue justo en ese instante cuando sentí que ya nada tenia sentido, que tanta lucha, tanto sacrificio, tanto trabajo, no valían la pena, por que lo único realmente importante que tenia en la vida iba caminando rumbo a otro lugar muy lejos de mi, allí en esa sala me desvanecí en brazos de mi sobrino quien fue mi único apoyo, este pobre chico sin saber que mas hacer me arrullo como a un bebe y me repetía "tranquila tía todo va a estar bien".
Hoy después de casi dos años, seguimos separados buscando la aprobación de una Visa, que para muchos es un capricho o un juego y que para mi significa la mitad de mi vida, he sido rechazada en la embajada, mucha gente me juzga me critica, por todo lo que ha ocurrido y yo solo puedo decir que todos aquellos que quieran opinar, criticar y juzgar mi vida, con gusto les prestare mis zapatos para que se pongan en mi situación y luego si opinen lo que deseen.
Ahora solo quiero encontrar la manera de conseguir ese documento que me permita reunirme con mi familia y no separarme de ellos nunca, NUNCA MAS!!!
